Cada vez es más habitual que uno de los atractivos de las ciudades que presumen del adjetivo “cultural” sean sus Museos al Aire libre, o lo que es lo mismo, los murales ubicados en las ciudades que no sólo por su calidad artística, sino por su tamaño resulta imposible que pasen desapercibidos.
Cada vez son más las ciudades que apuestan por esta iniciativa cultural, ya que transforma por completo no sólo la fachada sino el barrio entero. Lo cual agradecen en primer lugar los propios vecinos, seguido de los turistas y de la propia Administración. El hecho de que se vea con tan buenos ojos ha llevado a ciudades como Vitoria, Granada o Málaga a tener su propio “Itinerario Muralístico” o “Rutas de Arte Urbano”, de las que informan los propios puntos de información turístico, convirtiéndose en un gran atractivo para estas ciudades.
La diferencia entre ver una medianera con un acabado de cemento, hormigón o aislante y poder contemplar una obra de arte, es infinita. De esto también se han dado cuenta las empresas, especialmente las ubicadas en polígonos industriales donde es muy difícil diferenciar unas naves de otras, pero con la ayuda de un graffiti de gran tamaño que ocupe la fachada, esta diferenciación puede conseguirse. Ya sea por el colorido, la temática o conseguir pintar un trampantojo en el que parece que la pared desaparece, lo cierto es que hace que esa empresa sea mucho más vistosa tanto para los peatones, como para los trabajadores y clientes.
Esta forma de diferenciarse y hacer publicidad gracias al graffiti de gran tamaño es un recurso que las empresas usan más allá de las propias paredes y fachadas, llevándoles a decorar camiones, barcos e incluso aviones con el fin de conseguir una determinada imagen de marca.